El cerebro y el ojo tienen una relación contractual en la que el cerebro se ha comprometido a creer lo que el ojo ve.
Las personas son más felices cuando intentan alcanzar objetivos difíciles pero no fuera de su alcance.
Nuestro deseo de controlar es tan poderoso y la sensación de tener el control tan gratificante.
En cuanto supe que los errores son interesantes, empecé a planear una vida con varios de ellos.
La buena noticia es que quedar ciego no te hará tan infeliz como crees que será.
La mayoría de la gente se desenvuelve bastante bien cuando las cosas van muy mal.
El futuro es fundamentalmente diferente de lo que parece a través de nuestra propia mirada.
El ojo y el cerebro son conspiradores y, como la mayoría de las conspiraciones, negocia a puerta cerrada.
La clave de la felicidad, la realización y la iluminación, es dejar de pensar tanto en el futuro.